Walter Benjamin – Goethes Wahlverwandschaften

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Die vorliegende Literatur über Dichtungen legt es nahe, Ausführlichkeit in dergleichen Untersuchungen mehr auf Rechnung eines philologischen als eines kritischen Interesses zu setzen. Leicht könnte daher die folgende, auch im einzelnen eingehende Darlegung der Wahlverwandtschaften über die Absicht irre führen, in der sie gegeben wird. Sie könnte als Kommentar erscheinen; gemeint jedoch ist sie als Kritik. Die Kritik sucht den Wahrheitsgehalt eines Kunstwerks, der Kommentar seinen Sachgehalt. Das Verhältnis der beiden bestimmt jenes Grundgesetz des Schrifttums, demzufolge der Wahrheitsgehalt eines Werkes, je bedeutender es ist, desto unscheinbarer und inniger an seinen Sachgehalt gebunden ist. Wenn sich demnach als die dauernden gerade jene Werke erweisen, deren Wahrheit am tiefsten ihrem Sachgehalt eingesenkt ist, so stehen im Verlaufe dieser Dauer die Realien dem Betrachtenden im Werk desto deutlicher vor Augen, je mehr sie in der Welt absterben. Damit aber tritt der Erscheinung nach Sachgehalt und Wahrheitsgehalt, in der Frühzeit des Werkes geeint, auseinander mit seiner Dauer, weil der letzte immer gleich verborgen sich hält, wenn der erste hervordringt. Mehr und mehr wird für jeden späteren Kritiker die Deutung des Auffallenden und Befremdenden, des Sachgehaltes, demnach zur Vorbedingung.La bibliografía existente sobre literatura sugiere que la exhaustividad de estos estudios es más una cuestión de interés filológico que crítico. Por lo tanto, la siguiente descripción detallada de “Las afinidades electivas” podría inducir fácilmente a error en cuanto a la intención que se persigue. Podría parecer un comentario, pero pretende ser una crítica. La crítica busca la verdad de una obra de arte, comenta su contenido objetivo. La relación entre ambos viene determinada por la ley básica de la escritura, según la cual cuanto más importante es una obra, más discreta e íntimamente está ligado su contenido de verdad a su contenido objetivo. Por lo tanto, si las obras duraderas son precisamente aquellas cuya verdad está más profundamente arraigada en su contenido objetivo, entonces en el curso de esta duración las realidades de la obra se hacen tanto más evidentes para el observador cuanto más se apagan en el mundo. Sin embargo, de este modo, el contenido objetivo y el contenido verdadero, que estaban unidos en el período inicial de la obra, divergen con su duración, porque el segundo siempre permanece oculto en cuanto el primero emerge. Por lo tanto, cada vez más, la interpretación de lo llamativo y desconcertante del contenido objetivo se convierte en un requisito previo para toda crítica posterior.
Man darf ihn mit dem Paläographen vor einem Pergamente vergleichen, dessen verblichener Text überdeckt wird von den Zügen einer kräftigern Schrift, die auf ihn sich bezieht. Wie der Paläograph mit dem Lesen der letztern beginnen müßte, so der Kritiker mit dem Kommentieren. Und mit einem Schlag entspringt ihm daraus ein unschätzbares Kriterium seines Urteils: nun erst kann er die kritische Grundfrage stellen, ob der Schein des Wahrheitsgehaltes dem Sachgehalt oder das Leben des Sachgehaltes dem Wahrheitsgehalt zu verdanken sei. Denn indem sie im Werk auseinandertreten, entscheiden sie über seine Unsterblichkeit. In diesem Sinne bereitet die Geschichte der Werke ihre Kritik vor und daher vermehrt die historische Distanz deren Gewalt. Will man, um eines Gleichnisses willen, das wachsende Werk als den flammenden Scheiterhaufen ansehn, so steht davor der Kommentator wie der Chemiker, der Kritiker gleich dem Alchimisten. Wo jenem Holz und Asche allein die Gegenstände seiner Analyse bleiben, bewahrt für diesen nur die Flamme selbst ein Rätsel: das des Lebendigen. So fragt der Kritiker nach der Wahrheit, deren lebendige Flamme fortbrennt über den schweren Scheitern des Gewesenen und der leichten Asche des Erlebten.Se le puede comparar con el paleógrafo frente a un pergamino cuyo texto descolorido está cubierto por los rasgos de una escritura más fuerte que se refiere a él. Al igual que el paleógrafo debe empezar por leer este último, el crítico debe empezar por comentarlo. Y de ahí surge, de golpe, un criterio inestimable de su juicio: sólo ahora puede plantear la pregunta crítica básica de si la apariencia del contenido de verdad se debe al contenido objetivo o la vida del contenido objetivo se debe al contenido verdadero. Porque al distanciarse en la obra, deciden su inmortalidad. En este sentido, la historia de las obras prepara su crítica y, por tanto, la distancia histórica aumenta su violencia. Si, en aras de una parábola, se quiere ver la obra en crecimiento como la pira funeraria en llamas, entonces el comentarista se sitúa ante ella como el químico, el crítico como el alquimista. Donde la madera y las cenizas son los únicos objetos de análisis de este último, para él sólo la propia llama conserva un enigma: el de los vivos. Así, el crítico indaga acerca de la verdad, cuya llama viva arde por encima de los pesados fracasos de lo que ha sido y de las ligeras cenizas de lo vivido.